domingo, 27 de octubre de 2019

LI. VIENTO DE CEDRO

El paisaje sólo es tiempo;
los pasos, brío reseco,
sin recuerdo del porqué
que lo explica.

Hay algo que riza el cuerpo
dentro de un oropel hueco
de días que se suceden
y cancelan.

La piel encala sus muros,
y en el horizonte límpido
una concertina crispa
toda luz.

Un peso preña los músculos,
adormecidos sin fe
en la obra que ejecutan
por rutina.

Y todo descansa inerte,
colmando estancias vacantes…
                                            ya sin gracia.

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