SONETO VII
A UN ZAPATO ROTO Y ABANDONADO
Mudo silo de pies y de agonías
que doma la quietud de tal destino,
allanando su cuero a ser camino
para lluvias que ahondan sus estrías.
Nocturnos de escarcha y fuego de días
prensan las hormas de acero mohíno,
girando sin parar como un molino
que pule entre costuras sus encías.
Se abre en la punta un beso desdentado,
donde el suspiro por tantas fatigas
la suela cegó de todas sus huellas.
Más sonríe el zapato abandonado
en que elevan su alcázar las hormigas
viendo por los ojales las estrellas.
A UN ZAPATO ROTO Y ABANDONADO
Mudo silo de pies y de agonías
que doma la quietud de tal destino,
allanando su cuero a ser camino
para lluvias que ahondan sus estrías.
Nocturnos de escarcha y fuego de días
prensan las hormas de acero mohíno,
girando sin parar como un molino
que pule entre costuras sus encías.
Se abre en la punta un beso desdentado,
donde el suspiro por tantas fatigas
la suela cegó de todas sus huellas.
Más sonríe el zapato abandonado
en que elevan su alcázar las hormigas
viendo por los ojales las estrellas.
Goal.
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