domingo, 3 de septiembre de 2017

XLIV. VIENTO DE CEDRO

Los coches rasgan la noche;
cabalga el jinete doppler
un ronroneo doliente
que crece y mengua en la nada.

Qué vano orzar entre un mar
de sábanas encrespadas,
en un sudoroso piélago
que la voluntad no aquieta.

Truena el vuelo de una mosca,
engranaje del vacío,
acicate de las sombras
que taladra la cordura.

¿Qué condena dicta el cuerpo
cuando impone su vigilia?
¿Qué mitología conjura
aferrándose al insomnio?

Y en mitad de la deriva
el sufragio de la paz:
tus muslos traban un cabo,
tu aliento pende el fanal.

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