domingo, 22 de mayo de 2016

XX. VIENTO DE CEDRO

Inconsciente impulso
que buscas en la gravedad
un digno desafío.

Como un ariete de savia
impones tu voluntad
a la sequía del terruño
y al pisotón displicente,
irguiendo sobre tu peso
un nervio encelado
en su estuario de luz,
una ofrenda de hojas
al tañido del viento.

Pura belleza ausente
en su épica rutinaria,
en su horda de espigas
y artillería de estambres…

Mero artefacto
en preñez de sí.

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