domingo, 31 de enero de 2016

XIII. VIENTO DE CEDRO

Hijos licenciosos de la palabra,
que ufanos exhibís vuestro trofeo:
conmociones febriles, los sesudos;
sonrisas cómplices, los ágiles;
suspiros quedos, los dulces;
humores recónditos, los audaces...

Sabed que vuestro gesto retorcido,
vuestra maníaca exploración
en las tinieblas del verbo,
desembocará en la nada.

Tanta sinécdoque mutagénica,
metonimia trabucada
entre causas y efectos,
hipérbole rizada
en su universo giganteo,
sinalefa abalanzada
sobre el vacío métrico...

No conseguirán abortar
                      en sus entrañas
la equivalencia paradójica
de una vida tan maravillosa
que ha de contender en un mundo
                                 tan rastrero.

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