jueves, 20 de agosto de 2015

VIII. VIENTO DE CEDRO

SONETO III

Descansa, pulso, del fiero latido,
suspiro hondo que con el mar compite
cuando alzan espuma y riscos su envite
y sólo ahogarse da al alma sentido.

Apaga, vientre, el ansia y el gemido,
tu horno de tripas que el plomo derrite,
fatigando en la cama su desquite
sin dar con paz hasta el sudor herido.

Pesan sobre mis miembros las costumbres,
aquietadero de escarcha y estío
donde el deseo estiba su tramoya.

Mas verterán su luz sobre las cumbres
haciendo que tu aliento sea mío
la piel, su labor, el sueño y su argolla.

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