martes, 9 de junio de 2015

III. VIENTO DE CEDRO

Hoy te callas,
suspendes las palabras
y sometes tus labios
al veredicto de un abismo.

Pero tus ojos embisten
hasta la vecindad
más triste de la belleza.

La luz se platea en tu mirada
con la fatalidad de las preguntas
que no tienen respuesta.

Ruedas sobre las sábanas
y el cuerpo sorbe un vacío irrevocable
de pétalos que arropan a la rosa
en su túmulo de hermosura.

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